THIS IS MY KINGDOM COME.

28 de junio de 2010

Atravesando Brazzaville. Destino: Kinshasa.

Un pequeño camaleón tallado en malaquita.
Cuando no lo miro, vibra y baila como una peonza. Y cuando lo miro, cambia de color y toma un tono rojo sangre. A veces, incluso llora sangre por sus enormes ojos.
Por las noches, la pequeña figura de la lagartija, aumenta de tamaño a proporciones descomunales, incluso para una figura tan antigua.
Me arropa, se tumba encima mia y me da calor con su enrojecido cuerpo. Algunas noches incluso me lleva hasta la bañera y mantenemos relaciones de carácter sexual.
Sé que parece extraño, pero lo bueno de los camaleones rojos gigantes es que parece que su lengua nunca se acaba. Quizás por eso nunca saque la figurilla de malaquita a la calle, porque no me gustaría que nos viesen besándonos.
A estas horas de la madrugada, observo a los vampiros desde mi ventana. Últimamente se han multiplicado mucho.
Veo a uno en el bloque de en frente, sentado. Vacilante, me mira directo al alma.
De pronto, un templario se abalanza hacia él, saltando desde el tejado contiguo, y con una enorme espada le rebana la cabeza. Ésta cayó sobre una terraza del edificio. Quedó con la mirada petrificada, aún me miraba.
Aquel jóven templario me miraba dudoso. A la distancia que estaba no podía hacerme daño. Yo estaba a salvo.
Los vampiros y los templarios mantenían una lucha continua. Sólo unos pocos eramos capaces de luchar contra ambos y seguir vivos.
¿Que quién nos mataba a nosotros?
Resulta obvio pensar que la única forma de acabar con el alma es adueñándose de ella.

27 de junio de 2010

Your smile.

Silencio. Los pies se arrastran. Pensé que ya nunca aprendería a andar como antes.

¿Sabes qué pasa cuando mi ropa es azul?
Que no hay nubes en el cielo.

23 de junio de 2010

En honor a la razón.

Se oye un grito. Las tazas explotan.
Hasta el camino más corto, a veces, se convierte en el más largo. Y no porque a mi me lo parezca, sino porque los escasos metros que me separaban de mi destino se han alargado. Ahora se muestran imponentes kilómetros.
Hoy olvidé que no podía volar por el día, pero esta noche tampoco tenía alas, sólo unas piernas débiles que se tambaleaban al levantarse de su cómodo sillón de piel.
Era un asiento tan extremadamente agradable que costaba levantarse. Quizás por el impacto que me causó tener que hacerlo. ¿Y ahora qué? ¿Correr?
Y así hice. Fueron verdaderos kilómetros a pie, sin descanso.
Pero esta noche no tenía alas, por lo que los kilómetros nunca acabaron. Y el final se convirtió en un principio infinito y repleto de árboles muertos.

Quizás la única forma de ser feliz sea casarse con un gato o un dinosaurio. Ellos jamás se enfadarán contigo. De hecho, se pasarán toda la vida felices mientras les dejes una mano para que jueguen mordiéndola.

Liberty walk.

- Creo que no voy a llegar -dije angustiado.
- Ve volando -sugirió sin apartar la mirada del horizonte.

Pese a su aparente e increíble locura, había algo dentro de ella que la hacía de un atractivo inimaginable. Indescriptible.
Toda esa serenidad, esa confianza en lo incoherente. Cuanto más segura decía las locuras y más tranquila, más atractivo se volvía su alma pura.

Desplegué mis alas y, en apenas un segundo, sobrevolé toda la ciudad y llegué a mi destino.

21 de junio de 2010

Es como si nadie hubiera frotado la lámpara, como si nadie hubiera abierto la Caja de Pandora.
No existe el Mal, pero tampoco el Bien.
Ahora no puede existir el mundo. Ahora todo es un caos continuo.
Ahora, unos días, los peces pueden vivir en la tierra y, otros días, mueren asfixiados.
Ahora los monos se han bajado de los árboles y se alimentan de hierro y estaño.
Ahora las aves han vuelto a ser enormes dinosaurios que toman té bajo una sombrilla de color rosa.
Ahora los barcos surcan los cielos, pilotados por enjambres de gaviotas que guardan en sus cofres algo que antiguamente se llamaban personas.

¿Cómo sobrevivir? Las que más posibilidades tienen, sin duda alguna, son las gaviotas corsarias. Aunque todo depende de si tienen un parche en el ojo o no, como es obvio.

20 de junio de 2010

Quizás sea la mejor forma de decir adiós. Aunque nunca le agradó a aquel pequeño gato tener que despedirse.
Las despedidas nunca fueron lo suyo, no le gustaba la idea de separarse de los animales por un mísero segundo. Siempre quería estar ahí, junto a los demás... por los demás.
Ni siquiera se le daba bien tener algo de qué hablar cuando estaba con más animales. Posiblemente le gustara deleitar sus pequeños y frágiles tímpanos con alguna melodía de medianoche o con la simple armonía del latir del corazón ajeno.
Además, siempre se distraía mucho, y perdía el hilo de las conversaciones. Y todo porque, cuando alguien hablaba, buscaba el oir a sus pulmones exhalar aire. Y no porque no le importase lo que dijeran, sino porque, a veces, prefería asegurarse de que estaba en compañía de animales vivos, y no muertos.
Le parecería tan reconfortante escuchar los suspiros.
Pero, sin duda alguna, lo que hacía que la gente volviese a verle no eran sus despedidas, ni sus embobamientos, sino su forma de saludar.

18 de junio de 2010

Just my luck.

Definitivamente, si existiese, la suerte se repartió, por lo que he comprobado, en 1990, 1992 y 2010.

10 de junio de 2010

Cuentos de Shoel

Hace mucho tiempo, en un año como este, un joven fue de viaje a Marrakech. Se sumergió en el alma vieja de la ciudad, en el corazón de los mercadillos.
Pasó por al lado de un puesto donde vendían lo normal en cualquier mercadillo de la zona, el comerciante le llamó:
- ¡Joven, joven! Tengo magnificas cosas aquí, ¡venga a ver!

Decidió pararse a echar un vistazo. Había cosas increíbles, y objetos que ni siquiera sabía para que se utilizaban. Le llamó la atención la típica lámpara de color dorada con restos de óxido.
Regateó su precio y consiguió comprarla barata. Seguro que a su novia Astrid le encantaría esa lámpara que el joven acababa de comprar.
Cuando se dio la vuelta para marcharme, el comerciante le llamó.
- Lo siento, no voy a comprar nada más -dijo mientras se giraba.
- Ha pagado por esa lámpara, creo que debería conocer su historia.
- Supongo -declaró desinteresado.
- Venga conmigo, le contaré la historia de la turista que salvó todo Baghdad. Porque, si no lo sabía, esta lámpara viene de allí.

"Hace mucho tiempo, un año como este, una joven fue de viaje a Baghdad. Se sumergió en el alma vieja de la ciudad, en el corazón de los mercadillos.
Allí compró la lámpara y el comerciante que se la vendió le contó lo mismo que te cuento yo ahora a ti.
La muchacha se fue a su casa y, por la noche, decidió probar suerte frotando la lámpara mágica. Tal y como todas las antiguas historias contaban. Fue en vano. Dejó la lámpara en la mesa y se dispuso a acostarse pero, cuando estaba a mitad de camino, un extraño olor a cachimba inundó la habitación. Al girarse vio como de la lámpara salía humo de diversos colores.
La turista europea no daba crédito a lo que veía. Una nube de humo empezó a hacerse cada vez más consistente, por lo que la joven se vio obligada a salir al balcón, ya que el humo ocupaba toda la habitación.
- ¡Hola, manuseadora de hogares ajenos! ¿Cuáles son tus tres deseos? -dijo el genio.
- ¿Qué?
- Los deseos, pídelos.
- ¡Ah! Pues, la verdad, no tenía pensado ninguno porque pensé que no pasaría nada -dijo ella confusa.
- ¿Y no tienes tres deseos de emergencia? -preguntó el genio- ¿O es que acaso nunca has pensado en tres cosas que desearías conseguir?
- Bueno... no sé. Siempre me ha gustado mucho ayudar a la gente, pero no se me ocurre ningún deseo que pedir que pueda servir de algo. Déjame pensar. - dijo ella.

Pasados unos minutos, la joven miró al genio, convencida.
- ¡Ya sé qué pedir!
- ¡Al fin! -exclamó irritado el genio.- Odio a la gente que me hace perder el tiempo.
- Mi primer deseo será crear una copia exacta mía. Pero esa copia ha de ser completamente yo, que no cambie nada.
- Concedido. -dijo el genio.

Extendió su mano y cogió un poco de humo. Lo fue moldeando y, finalmente, le dio la forma de la chica. Y después procedió a darle vida e inteligencia.
- ¡Perfecto! -exclamaron las dos a la vez.- El segundo deseo será que a mi, la que te ha pedido el primer deseo, me conviertas en un genio. Con lámpara incluida, por favor.
- Si es eso lo que deseas... -murmuró el genio.- Concedido.

La muchacha sintió como si no pesara nada y, poco a poco, su cuerpo empezó a expandirse por el aire. Cada vez más y más, hasta convertirse en humo, al igual que el genio.
- Ahora que soy un genio -dijo a su copia.- deberás ser tú quien siga viviendo la vida que he estado viviendo hasta ahora.
- Entendido -dijo la otra joven.
- Y tu tercer deseo es... -dijo impaciente el genio.
- Mi tercer deseo es que tú, genio, frotes mi lámpara y pidas los tres primeros deseos que concederé.
- ¿He entendido bien? -preguntó el genio asombrado.
- Desde luego. -confirmó ella.

De pronto, los ojos del genio se iluminaron. Y una mueca de malicia le cambió la cara. Se abalanzó sobre la lámpara y la frotó fuertemente.
- Aquí estoy, genio. ¿Qué deseos me pides? -dijo la chica, ahora convertida en genio.
- Seré generoso y, por ser tu primera vez, sólo pediré dos. -dijo el genio.

Como era la primera vez de la genio, no controlaba bien su poder, por lo que se disparó un "deseo concedido" por error.
- ¡No, ese no era un deseo! -exclamó el genio.- Da igual... de todas formas, me siguen quedando dos. Mi segundo deseo es que destruyas a todo ser humano que haya en la tierra.
- ¡¿Qué?! -gritó la genio.

Pero ya era demasiado tarde. Una porción del humo del que estaba compuesta se disipó en el aire. Acto seguido, la ciudad se sumergió en gritos. Poco después, se hizo el silencio...
Delante suya, asustada, se vio a sí misma. De pronto, sumergida en un inimaginable dolor, muere delante de sí misma.
- Mi tercer deseo -dijo el genio, radiante.- es que me hagas libre.

La genio no tuvo más remedio que concedérselo entre lágrimas. El genio, antes de irse, dijo:
- Concedido tu tercer deseo. No te podrás quejar de genio, ¿no? He cumplido tus tres deseos tal como me pediste.

Y desapareció.
La genio no podía creerse lo que acababa de pasar.
La historia cuenta que ella se encargó de buscar a otro genio y pedirle que hiciera vivir a todos los humanos."

- Se había quedado completamente sola en el mundo, y todo por pensar en ayudar siempre a los demás. -dijo el joven comprador cuando el comerciante había acabado de contarle la historia.- Lo había planeado todo perfectamente, nada podía salir mal. Sin embargo, no contó con que el genio podía ser malo.
Su primer deseo fue copiarse a sí misma, así se aseguraría que al cumplir su segundo deseo (ser genio), la gente no echaría en falta su desaparición. Pensó que convirtiéndose en genio ayudaría a todas las personas a ser felices, cumpliendo sus deseos.
Y por tercer deseo, pidió al genio que frotase su lámpara, para así poder hacer feliz al genio que, después de tantísimo tiempo concediendo deseos, quizás le gustaría ser él quien deseara.
Pero se equivocó. Que el genio concediese deseos no significaba que fuese bueno, sólo significaba que concedía deseos a la gente.
- Es increíble como la persona que más odio tiene a la humanidad es la que más ha hecho por los demás y la persona que más se vuelca en la gente es la que acabó destruyendo al ser humano, ¿verdad?